CONVERSACIÓN SOBRE WANDA DE BARBARA LODEN

Marguerite Duras y Elia Kazan

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DURAS, MARGUERITE, KAZAN, ELIA, "Conversación sobre Wanda de Barbara Loden" en: Cinema Comparat/ive Cinema, vol. 4, n. 8, 2016, pp. 12-13

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 Barbara Loden y Elia_Kazan

Barbara Loden y Elia Kazan 

En el otoño de 1980, Elia Kazan llegó a París para el reestreno de Baby Doll (1956) y de América, América (America, America, 1963). Marguerite Duras, que escribió sobre su cine en Los ojos verdes (Les Yeux Verts, 1980), se encuentra con él para Cahiers du Cinéma y le habla de Wanda (Barbara Loden, 1970).

 

Marguerite Duras: Quiero distribuir la película de su mujer, Wanda, de Barbara Loden. No soy un distribuidor. Con esta palabra, pretendo otra cosa, pretendo asegurar con todas mis fuerzas la entrada de este film en el público francés. Creo que puedo hacerlo. Considero que hay un milagro en Wanda. Habitualmente, existe una distancia entre la representación y el texto, entre el sujeto y la acción. Aquí, esta distancia está completamente anulada, hay una coincidencia inmediata y definitiva entre Barbara Loden y Wanda.

 

Elia Kazan: Su profesión de actriz hacía que para ella ningún guión fuese definitivo. Siempre existía algún elemento de improvisación en lo que hacía, una sorpresa. El único de todos los que he conocido que trabajaba como ella era Marlon Brando cuando era joven. Nunca sabía exactamente lo que iba a decir, y así todo lo que fluía de su boca estaba vivo, animado.

 

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Wanda (Barbara Loden, 1970)

 

M.D.: A mi entender, el milagro no está en la interpretación. Es que ella todavía parece más ella misma en la película, creo, –no la conocía–, que en la vida. Es más auténtica en la película que en la vida, es completamente milagroso.

 

E.K.: Es cierto. Ella tenía una gran dificultad de comunicación, salvo en los momentos de sentimientos fuertes, pasión o rabia, pasión sexual, cólera, etc. cuando los vínculos se rompían. De alguna manera existía un muro invisible entre ella y el mundo, pero su trabajo le permitía abrir brechas en ese muro. Ella lo hacía continuamente. Actuó conmigo en el teatro en una obra de Arthur Miller, no me gusta esta obra pero había algo bueno en ella y es lo que Barbara hizo.

 

M.D.: ¿De que obra se trata?

 

E.K.: After the Fall (Después de la caída)

 

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Wanda (Barbara Loden, 1970))

 

M.D.: No la he visto. Insisto porque es algo que me conmocionó mucho, eso, ella en el film. Es como si en el film alcanzase una especie de sacralización de lo que quiere mostrar, como siendo una decadencia para mí se trata de una gloria, una gloria muy, muy intensa, muy violenta y muy profunda. Así es como lo veo.

 

E.K.: Ella representa en esta película un personaje que tenemos en América y que existe supongo en Francia y en todas partes, al que llamamos floating (vagabundo). Una mujer que "flota" en la superficie de la sociedad, aquí o allí, al hilo de las corrientes. Pero en la historia de esta película, durante algunos días, el hombre a quien encuentra la necesita; durante estos breves días, ella tiene un sentido y al final de la película, cuando éste muere, ella regresa a su vagabundear. Barbara comprendía muy bien al personaje porque cuando era joven, ella era un poco así, iba de aquí para allá. En una ocasión me dijo algo muy triste, me dijo: «Siempre he tenido necesidad de un hombre para defenderme». Diría que la mayoría de las mujeres de la nuestra sociedad conocen esto, pero no son lo suficientemente honestas para decirlo. Y ella lo decía con tristeza.

 

M.D.: Personalmente, abusando de la palabra, me siento muy cercana a ella. Como ella, conozco los últimos cafés abiertos, donde uno deambula sin otro motivo que el paso del tiempo, y conozco muy bien el alcohol, muy intensamente, como si conociera a alguien.

 

E.K.: Sabe, Wanda es una película que se hizo sin dinero. Con 160.000 dólares, cifra que no alcanza ni para el sueldo de una semana de un gran equipo. Estuve en el rodaje todo el tiempo; me ocupaba de los niños, yo era la nurse. El equipo estaba compuesto por un cámara, un técnico de sonido, un operador, un asistente y yo, llegado el caso.

 

M.D.: (risas) Conozco ese tipo de producción [...] Hay un público para Wanda. Quizás en América existe una barbarie que no conozco bien, que no he explorado. Pero lo que sí sé es que hay un público para esta película, se trata de encontrarlo, de avisarles de que Wanda existe. Si lo difundo, como yo hago un tipo de cine en esta línea, con la misma fractura, irán a verlo al igual que van a ver mis películas. Insisto en afirmar que no lo hago porque ella sea una mujer como yo. Si un hombre hubiera hecho este film lo defendería de la misma manera (...)

 

M.D.: Necesito información sobre Barbara Loden. Me gustaría su opinión y la de Barbara sobre el hecho de que esta magnífica película no haya funcionado.

 

E.K.: Barbara estaba amargada, pero no tanto por la película. El film fue bien recibido entre los intelectuales ingleses y aquí, pero a pesar de ello, nunca tuvo dinero suficiente para sus siguientes proyectos, y eso le dolió mucho. Tenía cosas a punto, por ejemplo, quería hacer Loulou de Wedekind. El guion estaba listo pero no tenía dinero. Tenía un guion sobre una estrella de cine (A Movie Star of my Own), que según mi opinión era muy bueno, pero no había dinero. Siempre tenía la impresión de llamar a puertas que no se abrían.

 

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Wanda (Barbara Loden, 1970)

 

M.D.: Sí, pero porque esta película que debería haber funcionado... En América ¿existen circuitos de filmoteca, de cine-club? Se han visto mis películas, las de Godard...

 

E.K.: En las universidades sí. Pero el film no se ha exhibido en ninguna otra parte. Finalmente, ella fue a dar conferencias con la película a las universidades. Respondía a las preguntas del público tras la proyección, se vendía junto con la película. También fue a numerosos colegios, del sur, del oeste. Estaba muy orgullosa de ello. Solo se lo debía a sí misma, por lo que estaba muy orgullosa de ello.

 

M.D.: ¿Cuánto tiempo hace que rodó la película?

 

E.K.: En 1971. El rodaje duró siete semanas, fue en Pensilvania. Yo estuve allí, dirigía a los extras, impedía el paso de los coches, etc. Y me ocupaba de los niños.

 

M.D.: ¿Me recomendaría la lectura del guion de Wanda?

 

E.K.: Creo que no. Si quiere que se lo entregue, se lo doy, pero creo que es preferible ver solo la película. Cambiaba el guion cada día. Fui yo quien escribió el primero, como un favor, para darle algo que hacer. Después ella lo reescribió una y otra vez y terminó por convertirse en su guion y no en el mío. Se convirtió en su guion. Y cada día, durante el rodaje, seguía transformándolo todo...

 

M.D.: Wanda es una película sobre "alguien". ¿Ha realizado usted alguna película sobre alguien?

 

E.K.: Hice una película sobre mi tío, es América, América. Toda la familia está ahí.

 

M.D.: Por alguien, entiendo alguien a quien se ha aislado, alguien a quien se ha considerado en sí mismo, desincrustado de la coyuntura social en la que ha sido encontrado. Extraído de la sociedad por usted y mirado por usted. Yo creo que siempre queda algo en sí mismo, en usted, a lo que la sociedad no ha llegado, algo inviolable, impenetrable y decisivo.

 

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Wanda (Barbara Loden, 1970)

 

Publicación: Cahiers du Cinéma, julio-agosto de 2003. Extractos de conversación recopilados por Serge Daney, Jean Narboni y Dominique Villain en Cahiers du Cinéma, diciembre 1980. Traducción del francés: Esmeralda Barriendos.